La nube radioactiva que se ha formado sobre Japón tras el accidente en la central nuclear de Fukushima acabará asentándose sobre el Océano Pacífico. – Los ecologistas aseguran que esta es la única forma de que los territorios adyacentes a la central queden a salvo de la radiación que se ha liberado. – La fauna oceánica se verá afectada en cierta medida pero, de esta forma, las personas no sufrirán. Según el director de la cátedra de meteorología y climatología de la Facultad de Geografía de la Universidad Estatal de Moscú, Alexander Kislov, hasta el próximo 25 de marzo “no se pronostica un peligro real para el territorio de Rusia.
Durante esta semana, los vientos arrastrarán las nubes radiactivas hacia los Estados Unidos, lejos del continente asiático. La tranquilidad de los científicos hasta cierto punto se debe al vacío informativo de la parte japonesa que no ofrece datos suficientes para la alarma. La información sobre la fuga radioactiva y, en particular, sobre la composición y la altura de las emisiones es bastante escasa, señala Alexandr Kislóv. Es por ello por lo que, en opinión de los expertos, resulta algo prematuro hacer pronósticos precisos y a largo plazo.