El afortunado congrio que se topó con los submarinistas que le salvaron la vida

Miembros del Náutica Medussa de Vilagarcía, liberaron la boca del congrio de una red que le impedía comer

No tienen un mal trabajo los chicos del Náutica Medussa. Cada fin de semana se sumergen bajo las aguas de la ría de Arousa con sus alumnos de la clases de buceo y pueden disfrutar del paraíso que se esconde para casi todos y del que ellos sí pueden gozar. Normalmente tienen ya unos sitios muy definidos para las inmersiones. Lugares donde la riqueza y la diversidad de las aguas es espectacular, como en el pecio Aries o bajo determinadas bateas.

El pasado fin de semana, sin embargo, cambiaron de ubicación y se sumergieron en otra zona. Y allí saltó la sorpresa. En una de las rocas se encontraron un congrio que tenía la boca atrapada en una red, con los consiguientes problemas para alimentarse por lo tanto. No lo pensaron y se pusieron manos la obra. Agarraron el congrio con las manos y se dispusieron a liberarlo. No fue fácil porque para atraparlo tuvieron que sortear también el enfado de un buey de mar que no quería que nadie se llevara a un compañero con el que se lleva muy bien porque le consigue la comida a la puerta de casa.

El asunto es que, por fin, consiguieron liberarlo y el nuevo amigo de Náutica Medussa se asomó poco después a la entrada de la gruta para saludar a las cámaras que lo estaban fotografiando.

Es curiosa la relación de los submarinistas del club vilagarciano con los congrios porque en uno de los puntos en los que suelen sumergir vive uno mucho más grande, al que han bautizado como Jorgito, y que se asoma sin temor en cuanto nota la presencia de los buceadores. Confía ya plenamente en ellos, en una relación que se mantiene desde hace mucho tiempo.

-¿A Jorgito le quitaríais una red de la boca?

«Sería imposible -explica Ángel Romero, miembro del Náutico Medussa- porque Jorgito deben pesar unos cuarenta kilogramos y no podríamos manejarlo».

Lo que no han decidido los miembros del Náutica Medussa es el nombre que le pondrán a su nuevo amigo. Y, en todo caso, quien quiera apuntarse para disfrutar de las espectaculares imágenes que guarda la ría de Arousa bajo sus aguas no lo tiene demasiado complicado. Con un pequeño interés, la titulación mínima, que exige formación teórica y práctica, se puede sacar en un plazo inferior a dos semanas. La edad mínima es de 14 años. Los menores de edad, además, deben ir acompañados en las inmersiones por un tutor legal.

Prácticamente todos los fines de semana del año son hábiles para practicar el buceo en la ría de Arousa, porque siempre hay alguna zona que está protegida si el viento y el mar se ponen farrucos. Y en cualquier momento te puedes encontrar a un Jorgito que posará alegremente para que lo veas.

Fuente La Voz de Galicia

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