Un ancla lítica, todavía sin datar, fue rescatada del mar frente a la playa del Matadero y trasladada al puerto de A Coruña. «Miguel Ángel Domínguez Losada, un vecino y aficionado al buceo, notificó a la Policía Local la existencia de dos anclas en esta zona. Ante la posibilidad de que pudiesen desaparecer o verse afectadas por los temporales, lo que hicimos fue tramitar un proyecto para retirarlas. Cuando las íbamos a sacar, en noviembre del 2021, llegaron las mareas vivas y por temas de seguridad decidimos suspender la actuación hasta que llegara el buen tiempo», explicó el arqueólogo Marco Antonio Rivas.
En el operativo consiguieron retirar una de las anclas tras garantizar las medidas de seguridad. «La otra no la pudimos sacar dada la escasa visibilidad que había en el mar y por el hecho de que está llena de arena. La que es más grande sí que la hemos podido retirar sin problema», precisó Rivas. La pieza pesa unos 300 kilos (como indicó Ángel Marcelo Rodríguez Castro, arqueólogo director de la intervención de la empresa Domus Arqueoloxía), y será tratada durante un mes para su conservación. Una vez documentada y analizada, el Concello pretende incorporarla al catálogo del castillo de San Antón para su exhibición pública. La otra ancla tendrá que esperar a que se inicie un nuevo operativo en condiciones óptimas.
En cuanto a la cronología, el experto señaló que «no existen materiales asociados, como por ejemplo la cerámica o restos de madera de un posible barco que nos puedan marcar la época. En principio puede ser desde época romana hasta un barco de pesca tradicional. Cualquiera de las dos posibilidades es de interés porque no es común la documentación de este tipo de piezas en el norte de Galicia. Tiene tanto relevancia etnológica como arqueológica». Partiendo de que no podemos establecer aún una cronología, hay una serie de características que hacen singular a esta ancla. «Por un lado el peso. 300 kilos indica que la embarcación que pudiese llevarla era de un tamaño considerable. También destacar lo que es el interior de la pieza, el agujero por el que iría anclado la cuerda o los cabos, que está perfectamente pulido. Ese pulido indica precisamente que es para que la cuerda no rompa cuando está atada al barco. Lo que pensamos es que muy probablemente es que estuviese enganchada por dos lados. Cuando la querían subir pues en lugar de una persona serían dos personas tirando de ella. Esto lo tenemos que asegurar una vez que hagamos la limpieza. Lo que pasa es que tiene como dos muescas para atar la cuerda al barco. Luego hay otro dato que tenemos que confirmar que es que parece que está hecha con un soporte granítico que, en principio, no es de aquí. Tenemos que analizar la piedra para confirmar si es origen local o de fuera», sostuvo Rivas.
En el caso de que fuera un granito foráneo, el arqueólogo afirmó que lo que nos dice es que «o es un ancla que está fabricada fuera de Galicia y que se usa aquí, o bien que nos indica el origen del barco que la transportaba. Puede ser un dato muy importante y relevante a la hora de poder marcar la antigüedad. Si nos indica que esa pieza viene de fuera, sí que podríamos poner en relación con el origen de los materiales arqueológicos de importación que nos aparece en el contexto de A Coruña. Hablo por ejemplo de las ánforas o aquellos materiales que están relacionados con el comercio marítimo y que podían tener relación con el material de esta pieza lítica».
El primer paso ahora es estabilizar la pieza. «Se ha mantenido en buen estado de conservación en un ambiente marítimo y una vez que la extraes y la cambias de su ambiente inicia un proceso de degradación», destacó Rivas. La actuación a realizar es desalar el ancla. «Retirar todo el salitre que tiene para estabilizar el granito. Ese proceso va a durar un mes y lo hará el arqueólogo responsable. Una vez que la tengamos estabilizada y limpia se analizará si tiene más marcas que nos permitan identificar la cronología y el uso de la pieza. Una vez que ya tengamos toda esa información sí que es el momento de valorar el sacar una muestra o estudiar la procedencia del granito de esta ancla», aclaró Rivas.
Según fuentes municipales, es la primera vez que se produce un hallazgo de este tipo en el norte de Galicia. En otras ocasiones se han producido en el sur de la comunidad. «También nos llama la atención el hecho de si puede haber más cosas en las proximidades de este hallazgo, en ámbitos subacuáticos que nos puedan dar más información sobre el comercio, la navegación y en A Coruña en épocas antiguas», resaltó el arqueólogo. Además, la segunda ancla que permanece bajo el mar podría indicar la eslora del posible barco que transportase estas dos piezas líticas.
Otros expertos dudan del posible origen romano de estas piezas. «Pueden ser escombros de un edificio derribado en otra época o de barcos de pesca que fondeaban antiguamente en verano», señaló Miguel San Claudio, arqueólogo subacuático.
Fuente: La Voz de Galicia