Cristina Zenato se enamoró del mar en las Bahamas, haciendo un curso de aprendizaje de buceo, y esta italiana nacida en el Congo allí se quedó.
Un día, en una inmersión, un tiburón apareció con un cable que le salía de la boca. «Se me acercó y dejó que le acariciase. Entonces pensé ‘voy a entrar’, metí la mano en su boca y le saqué el anzuelo. Desde entonces se ha convertido en la tiburón que más le gusta que le toquen».
Así empezó todo y, con el tiempo, se ha convertido en una dentista de tiburones, retirando garfios y trampas pesqueras que se quedan enganchadas en la boca de estos animales.
«Después de aquello, más y más tiburones comenzaron a acercarse para que les quitara más anzuelos y me obsesioné con quitárselos. Me convertí en una dentista de tiburones», cuenta a The Dodo.
Asegura que el proceso lleva su tiempo y requiere de la confianza mutua, y que, si sabes entenderlos, son unos animales seguros y muy simples. Esta mujer introduce la mano en la boca de los escualos protegida con una cota de mallas.
Fuente: El Español