David Hallamore, entusiasta australiano de los deportes acuáticos, ha desarrollado una pequeña botella que pesa tan sólo un kilo y que te permitirá respirar bajo el agua durante aproximadamente diez minutos. Este nuevo dispositivo ha sido bautizado como Scorkl (una mezcla de scuba y snorkel, modalidades de buceo).
Su funcionamiento es sencillo: el aire se almacena en un tubo cilíndrico y luego se va liberando a demanda del usuario por una boquilla. Además, Scorkl incorpora un medidor que señala cuánto aire queda dentro. Pero la gran diferencia respecto a otros dispositivos similares es que el Scorkl se puede rellenar mediante una bomba de mano que se incluye en el kit de venta; además esta bomba filtra las impurezas que contiene el aire. Otra característica del Scorkl es que contiene un adaptador para traspasar el aire desde una botella de buceo normal hasta el dispositivo.
El creador de Scorkl explica que su objetivo es ofrecer “una forma de inmersión popular y sencilla, que permita a cualquiera disfrutar debajo del agua a un coste mucho menor que el que suponen los equipos de buceo tradicionales”.
Pero este dispositivo no está exento de críticas, ya que algunos aficionados al buceo advierten de que no debería ser utilizado por alguien sin entrenamiento dados los riesgos que pueden sufrirse por acción de la presión en el ascenso y la descompresión. Desde la empresa, sin embargo, advierten que los usuarios que nunca hayan recibido clases de buceo no deberían utilizar el dispositivo por debajo de los 3 metros de profundidad, ni más de cinco veces al día.
Scorkl estará a la venta a partir de octubre. Aun así ya pueden reservarse dispositivos en Kickstarter.
Aquí puedes ver cómo funciona:
Revista Jara y Sedal